El arte construido en pareja de Gala Salvador Dalí

«Cada una de las dos mitades está exactamente unida a la otra mitad, de la misma manera que Gala estaba unida a mí… Todo se abre y se cierra y se interrelaciona con precisión»
Estas palabras de Salvador Dalí hablan por sí solas de la exposición “Gala Salvador Dalí. Una habitación propia en Púbol» en el Museu Nacional d’Art de Catalunya. Aquí se ofrece una nueva visión de la creatividad de Salvador Dalí, basada en la relación que mantenía con Gala, dando un nuevo protagonismo a la hasta ahora musa del artista surrealista. La historiadora del Arte Estrella de Diego se encarga del comisariado de la muestra, exponiendo una tesis totalmente renovadora que recupera a Gala como protagonista con luz propia del arte del s. XX. Parece increíble, pero la del Museo Nacional d’Art de Catalunya es la primera monografía dedicada íntegramente a Gala. Hasta ahora nadie había indagado a esta brillante mujer, a la que habían señalado como una aprovechada, primero de Paul Éluard y más tarde del pintor Salvador Dalí, quien la habría convertido en su musa. La exposición compone un atractivo personaje de Gala culta, fuerte, decidida, trabajadora y con un enorme poder de persuasión. En una de las salas se explica cómo Gala, que había recibido en su Rusia natal una sólida educación, llega a París y se convierte en la promotora de muchos de los artistas vinculados al Surrealismo: anima a Éluard a escribir y le indica cómo tiene que presentar su obra, lo que le lleva al poeta a un gran éxito y reconocimiento; ejerce de marchante ocasional de algunos artistas surrealistas; sirve de modelo a Man Ray en una de las épocas de máxima creatividad del fotógrafo…Es un período en el que Gala también es creadora, ya que se le atribuyen un par de libros firmados con un seudónimo, realiza objetos surrealistas hoy perdidos y participa con pleno derecho en las veladas organizadas por los artistas del Surrealismo. El magnetismo de Gala sobre los demás hombres -a los que, recordemos, ayudó a sacar su lado artístico y creativo más relevante- es visto con recelo por el líder del movimiento, André Breton, y por el reconocido misógino Luis Buñuel. Ambos comienzan a elaborar una imagen totalmente negativa de Gala. En 1929 Gala se une a Dalí. En un viaje a Cadaqués con su entonces marido Paul Éluard conoce a Salvador Dalí: los dos se ven absolutamente atraídos, quizá por sus personalidades, quizá por su potente creatividad, quizá por ambas. Desde ese momento, los dos no se vuelven a separar. Dalí, que hasta entonces era un joven pintor surrealista con relativo éxito y pocos ingresos, salta a la escena internacional y comienza su fama y su riqueza. En la exposición se reivindica el papel de Gala en la construcción del Dalí autor-personaje que mantendrá el resto de su vida.

Eric Schaal: Fachada del pabellón de Venus en construcción en 1939. El pabellón desarrollaba las ideas de Salvador Gala Dalí

A partir de esta muestra hay que rechazar la idea de Gala como la musa de Dalí. En una de las salas se explica su imagen cuidada de dandy, con un enorme repertorio de vestidos y accesorios, algunos de alta costura, otros de diseño daliniano. Con estos complementos posaba para Salvador, ella elegía qué se ponía, cómo sería su pose. Tenía la libertad que posee la persona que se gana la confianza del otro para lograr el mejor objetivo común posible. La Gala que domina su personaje se refleja en la variedad de obras de Salvador Dalí en la que Gala es la protagonista. El discurso de la comisaria hace que estás piezas se interpreten ahora una co-creación de Salvador y Gala.

Una selección de los vestidos de Gala Dalí

A mi modo de ver, esta muestra abre nuevas vías de investigación. Todavía falta por estudiar de Dalí (ahora Salvador Gala Dalí) la creación de él mismo como personaje: el creador de Figueres se adelanta 30 años a Piero Manzoni y a Andy Warhol en la invención del artista-personaje como la gran creación del arte contemporáneo, en paralelo a la composición de sus obras. Pero es que ahora, si reconocemos el tándem Gala Salvador Dalí, también se avanzaron a las obras de Gilbert & George, que se consideran a sí mismos como esculturas, nada más que 35 años. En la pareja Gala – Salvador Dalí el castillo de Púbol indica muy bien esta condición artística continua. Este curioso edificio fue un regalo de Dalí a su mujer y ella tenía toda la libertad para hacer en él lo que quisiera: se convirtió en el “decorado” para sus reportajes, juntos soñaban con su decoración, Dalí le regalaba a Gala elementos tan fascinantes como un sillón hecho todo de pan…

Boceto de la decoración del Castillo de Púbol, dibujo de Salvador Dalí

Otra de las excelentes sorpresas del Museo Nacional d’Art de Catalunya es que está presentando la exposición “Gala Salvador Dalí. Una habitación en Púbol” a bloggers y prescriptores del mundo de la cultura y de otras especialidades, como el turismo. Esta es una gran idea organizada por Iuris.doc con Dani Zapater a la cabeza, un gran defensor del valor que tienen los encuentros de prescriptores 2.0 para las instituciones.

Galatea en creación. C. 1954. Salvador Dalí

En definitiva, si pasas por “Salvador Gala Dalí. Una habitación en Púbol” descubrirás cómo se pone de relieve el papel de las mujeres en el arte. Se ha interpretado su rol como el de acompañantes o musas, cuando realmente están realizando una labor hasta ahora invisible en el proceso de creación de sus compañeros masculinos, sino en su actividad propia como artistas singulares. ¿Cuántas mujeres artistas toca rescatar ahora de la sombra de sus compañeros hombres?
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Otra visión de la exposición: Manel Miró.- Gala Dalí, «symbasilevousa»

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